POR: Joyce Schmedel.
Gen 3:9-13
“Mas Jehová Dios
llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el
huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo:
¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé
no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio
del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has
hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí“.
Era el año de 1569 en Holanda en lo más fuerte de la
inquisición española por la iglesia católica.
Un hombre llamado Dirk Willems estaba en una prisión
esperando una ardiente muerte en la hoguera.
Dirk Willems era un humilde y fiel seguidor de
Jesucristo.
¿Cuál fue el crimen que lo llevó a este horrible lugar
al borde de la muerte?
Él había sido bautizado cuando era bebé por la iglesia
católica.
Como adulto, él recibió a Jesús en su corazón como su
salvador personal.
Fue cuando él decidió obedecer el mandamiento de Cristo
de ser bautizado por inmersión.
Este prisionero “persiste obstinadamente en su
opinión”.
Por lo tanto, fue sentenciado a ser ejecutado por
fuego.
Hay muchas personas alrededor del mundo que toman una
posición firme por Jesucristo y pagan con sus vidas.
Pero la historia de Dirk es un poco diferente.
Un día antes de que se completara su ejecución, Dirk
encontró su celda momentáneamente sin custodia.
Él tomó la oportunidad para escapar. Él huyó a través
de un lago cercano que estaba congelado.
La alarma de la prisión sonó rápidamente y un guardia
fue en persecución del prisionero que había escapado.
Al correr a través del lago congelado, Dirk escuchó que
el hielo se rajaba detrás de él.
Él se volvió justo a tiempo para ver que el guardia que
lo perseguía caía en el agua congelada por el hielo que se rompía y desaparecer
bajo la superficie.
Dirk se detuvo por solo un momento.
¿Qué pensamientos pasaron por su mente en ese breve
momento?
Tal vez él pensó que esa era la oportunidad dada por
Dios para escapar, ese hombre no es mi responsabilidad.
Luego él se volteó y corrió a rescatar a su enemigo de
la muerte.
Luego en profunda gratitud, el guardia pidió al tribunal
que Dirk saliera libre por su valiente acto de responsabilidad por otro ser
humano.
Tristemente, su petición por la vida de Dirk fue
denegada.
La fecha para la muerte de Dirk fue confirmada por el
tribunal y por el juez.
Los registros oficiales nos dicen que este cristiano
sufrió una muerte lenta y dolorosa a medida que las llamas consumían su cuerpo.
Una de las leyes más importantes del reino de Dios, es
la ley de la responsabilidad.
¿Qué es la ley de la responsabilidad?
La palabra responsable viene de la palabra “responder”.
Ser responsable es responder al dar cuenta por sus
acciones.
El diccionario dice que responsabilidad es tener una
capacidad para las decisiones morales y por lo tanto, ser responsable por
ellas.
El opuesto es ser irresponsable.
En otras palabras, una persona que no responde
adecuadamente a sus acciones es alguien que llamamos “irresponsable”.
Se dice que una persona madura es responsable porque
actúa adecuadamente y dará buena cuenta de sus acciones.
Una persona inmadura, es alguien que es irresponsable
porque no se puede confiar en que actúe adecuadamente.
Él no es confiable.
Él no considera las consecuencias de sus acciones y por
lo tanto, no da buena cuenta.
Él ya sea que piensa que sus acciones no importan o no
le importa si alguien más es afectado por sus acciones o no.
De hecho, usualmente utiliza muchas excusas para cubrir
su comportamiento irresponsable, incluso hasta el punto de culpar a los demás.
En otras palabras, él no se responsabiliza sus
actitudes o acciones sino que las pone sobre los demás.
Adam tenía la responsabilidad ante Dios por mantener el
pacto de no comer del árbol del conocimiento del bien y el mal en el Jardín del
Edén.
Cuando Eva se presentó con Adán con el fruto prohibido,
él actuó irresponsablemente con inmadurez, porque culpó a Eva por su falta.
Eva fue tan inmadura e irresponsable, porque ella
tampoco tomó la responsabilidad por sus acciones, sino que culpó a la
serpiente.
“No puedo hacer nada”. Es así como soy, es una excusa
que muchos dan para una falta de madurez, una falta de acciones adecuadas, una
falta de responsabilidad.
Las personas responsables son personas maduras que se
han hecho cargo de ellos mismos y de su conducta.
Ellos han aceptado sus acciones y responden por ellas.
Ellos consideran seriamente las consecuencias de sus
acciones antes de actuar.
La madurez de la responsabilidad reconoce y acepta las
consecuencias por las acciones.
Dirk Willems fue un cristiano maduro y responsable.
Él reivindicó la responsabilidad de sus convicciones
por creer en Jesucristo y le costó su vida.
Él respondió adecuadamente cuando tomó la
responsabilidad por sus acciones y rescató al guardia que cayó por el hielo.
El podría haber dicho “ese hombre es mi enemigo”.
Su situación es su problema, yo no soy responsable por
él.
Alguien más en la Biblia dijo eso, oh sí, ¿Caín dijo lo
mismo?
En Gen 4:9 ”Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu
hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?”
Después de que Caín mató a Abel, él le dijo a Dios
“¿Soy yo responsable por mi hermano?”
¿Dónde aprendió Caín un comportamiento tan
irresponsable?
Ah sí, él aprendió de sus padres, Adán y Eva.
Ellos le enseñaron a tomar el camino fácil para cubrir
sus errores con excusas, a hacer lo que usted quiera y luego culpar a los demás
por sus fallas, actuar sin responsabilidad, sin acciones maduras adecuadas.
Adán y Eva le enseñaron a Caín a no tomar la
responsabilidad por sus acciones cuando él mató a su hermano.
De la misma manera que Adán y Eva, nosotros les
enseñamos a nuestros hijos la irresponsabilidad, y luego sacudimos la cabeza y
nos preguntamos por qué nuestros hijos son tan inmaduros.
Esto me recuerda otra historia:
Hace muchos años, el rey de Atri en Italia compró una
campana grande y fina para su ciudad.
Él la colgó en el mercado y le ató una cuerda larga que
llegaba hasta el suelo.
Luego le dijo a su pueblo, “esta es la campana de la
justicia”.
Le dijo al pueblo que nunca debía sonar a menos que
ocurriera un acto de injusticia.
Si alguien en el pueblo sufría una injusticia, podía
tocar la campana.
Durante muchos años, la campana sonó ocasionalmente y
cuando lo hacía, los jueces debían reunirse
y escuchar el caso para tomar una decisión justa.
De esta manera, el pueblo contaba con justicia en todo
momento.
Después de muchos años a la intemperie y sujeta a toda
clase de clima, la cuerda de la campana empezó a deshilacharse y poco a poco se
fue desintegrando y haciéndose más corta.
El pueblo estaba preocupado y le pidió al rey una
cuerda nueva porque los niños ya no podrían alcanzar la cuerda acortada.
El pueblo le dijo al rey que se negaba la justicia a
los niños porque ellos no podían tocar la campana.
El rey buscó en la ciudad una cuerda nueva, pero no
había otra cuerda en la ciudad.
Finalmente, un residente de la ciudad proporcionó un
tramo tomado de la vid para adjuntarlo a la campana en lugar de la cuerda.
Mientras tanto, un anciano de la ciudad había pasado
años acumulando su riqueza. Él se enfocó tanto en el dinero que era negligente
en todas las otras áreas de responsabilidad en su vida, incluyendo a su mula.
Finalmente, él se olvidó de alimentar a su mula por
varios días. Cuando pensó en eso, él calculó cuánto dinero podría ahorrar si no
compraba alimento para su mula.
Él se encogió de hombros y le dijo a la mula que buscara
su propia comida.
Él dejó a la mula recorrer el vecindario en busca de
hierba en las laderas.
La mula pasó muchas horas buscando comida en las
laderas, pero un día, el clima se volvió muy caliente y seco, cuando la hierba
se marchitó y murió, ya no había hierba verde en ningún lugar de la ciudad.
A mitad del día, la mula hambrienta vagaba en el
mercado vacío esperando encontrar algo para comer.
La mula vagó hasta la campana y empezó a comerse la uva
que colgaba de la campana de la justicia.
Mientras más comía, más sonaba la campana y los jueces
llegaron en respuesta a la campana.
Todos en la ciudad empezaron a relatar cómo el hombre
rico había sido negligente con su responsabilidad de cuidar de su mula.
Todos estuvieron de acuerdo en que se había cometido
una injusticia. Los jueces decidieron que la mula había servido al hombre rico
por muchos años, por lo tanto, era responsabilidad del hombre rico cuidar de su
mula.
El juez tomó la mitad del oro del hombre rico para
comprar comida y un establo para la mula por el resto de la vida de la mula.
El hombre rico aprendió que faltar a sus
responsabilidades le costó más al final.
Dios quiere que actuemos responsablemente como
creyentes maduros.
En otras palabras, Dios desea que el cristiano viva una
vida de integridad; integridad de carácter para que actuemos responsablemente.
Él quiere que enseñemos responsabilidad a nuestros
hijos por nuestras acciones.
Ef 4:14-15 “Para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que
siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto
es, Cristo”.
Pr 20:7 dice Camina
en su integridad el justo; Sus hijos son dichosos después de él.
Usted acaba de escuchar cuatro historias.
Tres historias de irresponsabilidad: las dos clásicas
historias, la de Adán y Eva y la de Caín que mató a su hermano.
Estas tres personas cubrieron su comportamiento
pecaminoso e irresponsable con excusas y culpa.
También escuchó la historia de la campana de la
justicia en Italia, en donde el comportamiento irresponsable le costó a un
hombre la mitad de su riqueza para hacerle justicia a una mula.
También escuchó la verdadera historia de Dirk Willems
quien fue un ejemplo de comportamiento maduro y responsable porque Jesucristo
cambió su corazón e hizo una diferencia de cómo tomar decisiones de integridad
sin importar el precio.
Solo cuando dejamos de jugar a ser cristianos y dejamos
que Cristo cambie seriamente nuestro carácter, seremos capaces de mantenernos
en la fe al lado de Dirk Willems.
Oro por que el Espíritu Santo haga que examinemos
nuestra propia responsabilidad como cristianos.
Tenemos la responsabilidad con nuestras familias, con
otros creyentes en la iglesia, con nuestro pastor y con Dios.
Que Dios le inculque la importancia de vivir su vida
con responsabilidad cristiana y que Dios lo bendiga a medida que usted lo sigue
a Él.
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